Llegan mis palabras golpeadas por las interminables visceras que llenan aquel largo viaje entre el corazón y los cielos y de los cielos al vacío de mis labios y llegan ahí para arruinan el hermoso mediodía, en el que yo simplemente decir quería.
Te amo.
Soy como tonto por sentirme enamorado y como tonto moriré porque mi amor es interminable. Como quisiera desearte sin lastimarme por perderte. Tengo miedo, soy como tonto.
Se que existen corazones exigentes como existen corazones des quebrajados, el mio es ambos, pero se también que es tan fuerte que cada uno de sus pedazos late tan fuerte como si completo estuviera y nunca dudara en seguir entregando todo lo poco que le queda.
Si por amor debo morir, por amor moriré.
Ser humano, es ser como tonto, tonto por ser humano.
Me gusta el placer y aunque no me gusta el dolor, me gusta saber que soy capaz de sufrir y de llorar.
Y si de placer estamos hablando, como el amor a piel que se intercambia con esa mezcla de olores, sabores y exhalaciones exuberantes, aquel acto tan banal en el que tanto creo, como lo es el sexo, que si, banal, pero como acto banal, es de los mejores.
Soy como tonto pensando en flores, pajaritos, mariposas, palabras de amor y todo tipo de eso que muchos catalogarían como cursilerías baratas. Pero yo digo que no lo son, así soy yo un tonto romántico perdido en los años pasados.
Un romántico enamorado de la vida que oculta el placer del amor para sobrevivir en la dura y espinosa vida que se tiene que recorrer.
Un tonto perdido que enamorado, abre el escudo y expone el corazón sin importarle ser espinado, envenenado o desangrado.
No me dejes morir de otra manera.
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