Nada nos pertenece, ni los objetos, ni los seres queridos, ni siquiera nosotros mismos. Somos humanos, una creación de amor, una descripción incompleta, con significado oculto entre palabras.
El sufrimiento es innecesario, un desperdicio de energías y sin embargo tan humano como imposible de dejar de sentirlo, al llamado que dice lo que somos.
Como entender la complejidad social cuando no entendemos lo que somos y ni siquiera lo que sentimos.
Hay que querer escuchar para entender, saber ver para poder actuar, osar a sentir para poder disfrutar y callar al deseo para que las acciones sean expresiones puras de las bondades del alma...
pero sobre todo nunca dejar de AMAR, aunque sea simplemente a uno mismo.
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